Chipiona, 12 de diciembre.
Querido Roberto,
Te escribo esta carta para
pedirte perdón por lo sucedido días atrás, nunca debería haberte
puesto aquel calzo, lo siento mucho, aunque puede que te hayan
contado varias versiones de por qué lo hice, quiero ser yo mismo el
que te diga la verdadera, aunque me cueste un poco de trabajo
reconocerlo, me enamoré de Ana, no lo pude evitar, y en un ataque de
ira, se me ocurrió lo del calzo, para que quedaras en ridículo
delante de ella, y ahora mírate, estás con la pierna escayolada.
Espero que algún día me puedas perdonar.
Un abrazo, espero que te
mejores.
Miguel.